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===Notas===
 
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*El título de Semana Santa surge de la época en que se escribe esta trama, así como de las dificultades que tuvo su autor al encontrarse en una época festiva y cumplirse el plazo de entrega de la trama.
 
*El título de Semana Santa surge de la época en que se escribe esta trama, así como de las dificultades que tuvo su autor al encontrarse en una época festiva y cumplirse el plazo de entrega de la trama.
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*Durante esta trama se consultó a [[Amazing Nightcrawler]] para intentar dar solución al dilema de [[Sofía (Tierra-617)|Sofía]]. Y esta trama servirá como futura solución canon del conflicto.
   
 
===Anotaciones===
 
===Anotaciones===

Revisión del 01:27 27 abr 2019

Sección Tangent Adventures

"Los movimientos para llegar a dominar los tronos se vuelven más evidentes. ¿Nos seguimos escondiendo?"

RESUMEN

Próximamente

TRAMA

Parte 1: Día de Ramos

Una calesa llega hasta la puerta del segundo círculo, el Reino del Viento. Reino gobernado, hasta hace unas horas, por Lord Dreamer. Sin embargo, al parecer había desaparecido del trono recientemente.

Una calesa, tirada por cuatro moas gigantes y dirigida por un demonio-cabra, se acerca al parque Victor’s Way, en lo que un día fue el condado Wicklow, Irlanda. Dos figuras, de claro estilo indio, presidían lo que parecía una vagina dentada abierta que servía de portal para atravesar el parque[1].

Un anciano vestido con bermudas y camisa hawaiana se acerca a la calesa. El cristal de la ventana desciende mostrando la faz de una mujer:

Tresvientos, abre la puerta.

—Mi señora…Espero que se haya enterado de lo ocurrido, llevamos días…

—Gracias a la Madre vengo a darle solución.

—Muy bien. —Tresvientos toca el loto de la mano izquierda de la columna de la derecha y tanto el loto como la mano del anciano parecen brillar con un tono dorado y rosado. La vagina gigante parece vibrar y la calesa la atraviesa entrando en el reino.

Al fondo, la casa blanca que forma parte del eje político y funcional del reino. La calesa se acerca a las puertas presidenciales, rodeada de aquellos bellos demonios del reino, que esperan, expectantes, a su perdido presidente auto-electo.

Cuando las puertas de la calesa se abren de un golpe, de ella desciende Dryl, vestida, como siempre, con la ropa justa para tapar sus vergüenzas. Los presentes sienten una corriente eléctrica por su espalda al ver la expresión de la súcubo:

—Sin Dreamer en el reino, me auto-declaro, con el poder otorgado por Adonis, como archiduquesa del segundo círculo.— Dice en la puerta del castillo, entrando en su interior, seguida de los íncubos guardias.

—Señora, ¿De verdad va a pasar por ese trago?— preguntaba uno de los guardias que la habían seguido en la infructuosa batalla de unas semanas atrás.

—Por supuesto. Este reino merece la fuerza y potencia que le otorgó el demonio Dusk en el pasado. Y yo pretendo devolvérsela.

Durante la conversación, la mujer había llegado a la sala del trono y se encontraba frente a él. Miró a su alrededor, aquellas gradas, ayer pobladas de ángeles blancos creados por el poder de Dreamer, hoy se encontraban vacías. Sabía que, sentarse en aquel trono significaría ser valorada aunque no se podía afirmar por quién. ¿Adonis? ¿El pueblo? ¿El resto de Archiduques?…

Dryl, acompañada de sus caciques dió la vuelta, dejando ondear su cabello rojo ondulado y tomó el asiento. Inmediatamente una energía comenzó a iluminar a la demonia. Su cuerpo comenzó a sacudirse y el trono se iluminó con diversas líneas de luz, mientras la súcubo gritaba de dolor:

—Señora, desista. Encontraremos a una nueva presidenta —Decía Fiura, una de sus caciques.


La cara de sufrimiento de la pretendiente a archiduquesa lo decía todo. Aquel poder que iba a ganar. Poder adaptar toda una realidad al castigo de aquellos que pecaron por lujuria. Tener el poder de juzgarlos a una de las penas máximas del Reino Oscuro de Adonis. No. Era un poder demasiado importante como para que lo adquiriese alguien sin experiencia o capacidad de juicio popular. Dryl tan solo forzó una sonrisa para intentar tranquilizar a sus caudillos mientras aquella luz se desplazaba por aquel mundo.

Allá donde hubo luz y nubes, comenzaba a tornar de noche. Las ventiscas se enfurecían, así como las lluvias, que comenzaban a inundar los prostíbulos y casas de fetiches que daban de comer a aquella ciudad, a aquel reino.

Miles de nuevos edificios surgieron del suelo. Un suelo con forma de nube de tormenta, nubes oscuras y fluctuantes. Sí antaño los edificios parecían los propios de un pueblo de la baja Hungría, ahora evolucionaban a edificios de tres o cuatro plantas, decorados con súcubos desnudas en sus puertas, de falos en erección y figuras antropomórficas en el desarrollo sexual.

Sin embargo el mayor cambio ocurrió en la “Casa blanca” que formaba parte del portón de entrada del castillo del Archiduque del Reino. Ahora el castillo abandonaba la forma presidendial y tomaba una forma similar al Castillo de Chenonceau.

Tras varias horas, Dryl se levanta del asiento:

—Recuperemos nuestro reino. Abigor, apunte: Archiduques de los siete reinos de Adonis…

Parte 2: Expulsión

—…tras la pérdida del Archiduque Dreamer, yo, la Neo Archiduquesa Dryl, asumo total control del Segundo Reino Oscuro de Adonis, tras haber pasado por el "Dies iræ"…

—…Nuevo poder…nueva lady…— decía Golem, aquel demo-mutante de dos metros de altura y cuyo cuerpo era más piedra calcárea que otro material. Cientos de cornamentas y estrías cubrían su cuerpo, dándole una forma abstracta que, contínuamente, se iba moldeando y cayendo trozos de sí mismo.

—Espero que su visita al octavo reino sea para traer noticias positivas —Tenía esperanzaLady Razor mientras gesticulaba para que unos demonios del servicio sirvieran algo más de vino en la copa de la archiduquesa mientras servían un picoteo en la sala.

Claramente Lord Razor se encontraba molesto ante la presencia de aquel ser demencial. Su historia con el Reino de Lodo siempre había sido negativa, sobretodo tras perder a su primer amor, Reachel, en aquel mundo infernal, y por supuesto Golem tenía las manos manchadas de la sangre de aquella mutante.

—…Nuevo poder…Nuevos tratos…Nuevas alianzas.

—Dreamer no era uno de nuestros mayores inconvenientes…pero entiendo que, con el reino debilitado, el segundo reino podría ser una moneda de cambio para Mantis, y obtener así los recursos necesarios para que el Reino de Lodo cree el ejército que necesitamos para acabar con Revenge.

—…¿Convencer Lady Mantis?… —preguntaba haciendo un esfuerzo titánico para girar su cabeza hacia Lady Razor.— …Golem ha visto…Golem ha sentido…Golem confía.

—Debíamos acudir a hablar personalmente con ella pronto… —Afirmaba Lady Razor—…podemos adelantar la visita y tratar, además, este tema. Sí aceptase, sería un trato más que rentable para los tres..

—Marchemos… —Ordena Golem, comenzando a caminar hacia la puerta.

—¡¿Ahora?!

—…Sí…—indica mientras abre la puerta, mientras un trozo de la cabeza de la escultura cae al suelo, desmoronándose y mostrando la ausencia de carne blanda en el interior del ser.

—Golem, no podemos irnos así sin más.

—…El pacto…caduca…


La pareja Razor se miran a la cara. Aquel monstruo quería controlarlos, y si hay algo que a Lord Razor no le gusta es, precisamente, aquel control.

—¡Paciencia! —Grita Lord Razor a la vez que del suelo metálico surgen, explosivamente, columnas de metal que rodean al Golem —No vamos a ir ahora. Estamos ocupados, Golem asqueroso. Marchate y pronto hablaremos con Lady Mantis Oscura.

—…Retraso…

—Probablemente —decía Lady Razor mientras acompañaba a la salida a Golem— pero entienda que necesitamos tiempo, tenemos nuestras agendas y no podemos evitarlas tan fácilmente —continuaba poco a poco mientras hacía una señal a sus sirvientes para que acompañasen a Golem a la salida, mientras entraba un nuevo demonio en la sala de los tronos y Lady Razor lo detenía en la puerta, que cerraba tras de sí. —¿Y ahora qué, Miguel?

—¿Terminaste su carta?

—Sí, ya está maldita, falta entregarla.

—Bien, debemos acudir a por la Bicha cuanto antes para resolver el problema.

—Si te parece, me acercaré junto a Golem mientras tu gestionas a Libicocco y sus dramas.

—De acuerdo, pero llévate a mi guardaespaldas. Cuando acabe con él me acercaré al Cuarto Reino. Demos portazo a ese demonio de Kane.


Un beso rápido sirve como despedida de la pareja. La mujer entorna la puerta tras de sí, dejando entrar a Libicocco y cerrando después. Apoyada en la puerta metálica, saca un bolígrafo y escribe algo más en la carta que, al apoyar su dedo queda mágicamente sellada y esconde en el escote. Tras aquellos minutos acelera el paso para pillar a Golem e iniciar su viaje al cuarto círculo.

Unas horas más tarde, tras varios portales de teletransporte, la calesa plateada llega a la puerta del reino de los avariciosos. Adherido a su puerta de roca los espera el homínido lagarto, Jiraiya.

—La señora os espera.—Sisea el ser al reconocer la calesa que se detenía frente al portón.


Jiraiya desciende por la pared de piedra, dejando colocando su mano desnuda sobra una piedra con forma cuadrada y una luz resplandeciente surge de la pared de piedra, mostrando la entrada al reino.

Aunque virtualmente todos los reinos eran infinitos, el reino de Gravedad, la cuarta prisión del Reino Oscuro de Adonis, era el reino que más se había expandido de entre el resto de reinos. Su exponencialidad había surgido cuando Lady Mantis Oscura se hizo con un famoso villano entre sus pecadores. Una simple arena de combate evolucionó a un circo romano, un estadio…pero seguía sin ser suficiente. Nuevas pruebas, nuevos elementos, nuevas máquinas, nuevo espectáculo. Y la ciudad se había transformado junto a la perversidad de los castigos de la reina del neón. Una ciudad oscura, donde el Sol no se veía. La luz dada por las antiguas farolas a las calles se veía incrementada por los miles de neones que iluminaban las inmensas avenidas de rascacielos que confrontaban su altura con los mega-estadios de la Reina de Oro, Lady Mantis Oscura. Vencedora de aquel agujero donde la casa ganaba…siempre.

Una calesa plateada bajaba por la avenida principal, rompiendo la estética futurista y tecno-punk de aquella ciudad. Aquellos demonios, vestidos y pintados de ocasión, prestaban especial atención a aquel vehículo, muy diferente de los metros y tranvías pintados con spray por “demonios delincuentes” —sí es que alguno podía no ser denominado como tal—.

Un par de horas más tarde, los Archiduques de la calesa se encontraban cara a cara con el castillo…mansión de Lady Mantis Oscura. Miles de guardias, pequeños demonios de piel morada y armados hasta los dientes, seguían a la calesa, mientras otros tantos casi construían el muro que existía alrededor del edificio. Pero los de tierra no eran los únicos, al elevar la vista, varios seres gigantes, similares a los dragones chinos pero en mucho peor situación, volaban alrededor del edificio. Claramente la seguridad era algo importante para la Archiduquesa.

Lady Razor abrió la puerta principal, casi empujando al mayordomo que la iba a recibir. En su mano portaba una carta. Su paso era acelerado, claramente quería dejar atrás al lento de Golem que todavía intentaba bajar de la calesa.

—¡Mantis!


Lady Mantis descendía por una escalera imperial construida en mármol, al igual que el resto de la sala. En sus decoraciones, unas variedad de cueros tatuados, de multitud de texturas, colores y cabellos.

—Nunca me ha gustado la decoración.

Mantis sonrió maléficamente. Se percató de quién la acompañaba así que le hizo un gesto para que la acompañase. Sin embargo, rápidamente Lady Razor le entregó la carta mirando de reojo a Golem que entraba en la sala. Mantis continuó caminando seguida de ambos demomutantes.

Los tres individuos llegaron a una sala llena de pantallas y una serie de sofás giratorios. Cada pared estaba formada de al menos cuatro pantallas e iban cambiando de canal, mostrando las diferentes arenas y pruebas que la demomutante había planificado para aquel día.

Mientras Lady Razor y Golem se sentaban en dos de los sofás, Mantis lo hizo sobre un cheslong de cojines, situado al lado de un narguile gigante, de la que comenzó a fumar acostada y con una de sus criadas colocada de pie a su lado. Una humana anciana de dulces ojos y apoyada en un bastón de madera de olivo.

Lady Mantis, tras asegurarse de que su rostro se encontraba bien escondido se acercó a una especie de columna con un agujero en su pared. Al otro lado de esa columna se encontraba la anciana, junto a una salida, esta vez más amplia. Lady Mantis comenzó a susurrar a la columna y la anciana comenzó a hablar:

—…Sabía de vuestra visita. Compañeros. Pero ¿A qué se debe? Me encuentro muy ocupada.

—Suponemos que has recibido la carta de Dryl.

—…Por lo que parece Archiduquesa Dryl desde hace unos días.

—…Reino débil…Potencia de ataque.

—…Guardián de la puerta, márchate. Sí tu señor quiere comunicarse conmigo que lo haga en persona.


Guardián mostró su mano. Una letra enochiana se iluminaba.

—…Veo que sí que hablas en nombre de tu señor. ¿Qué queréis? ¿Que nos unamos los tres reinos para atacar a la joven Dryl? No. Es un libro en blanco y vale más por lo que puede hacer frente a un reino que dejándola en poder de alguno de vosotros.

—No queremos el segundo reino. Sería nuestro pago por el abono de bienes para el Reino de Lodo.


Lady Mantis volvía a negar con la cabeza con una sonrisa burlona.

—…Arrepentirás… — Decía el Golem, levantándose con dificultad y comenzando a marcharse.

—…Dices hablar en nombre de tu señor, Golem —interrumpía la marcha del demomutante—, pero me temo que estáis tramando una traición y no participaré en ella.


Golem salía del cuarto con clara actitud de cabreo, mientras Lady Razor se levantaba para marchar a hablar con su compañero:

—¡Espera! —dijo Mantis mientras la anciana, con un golpe del bastón cerraba la enorme puerta.

—No pretendo pactar con ese ser, ni su señor. Pero tu caso es diferente, ‘Becca. He hablado con La Madre y me ha dicho que tienes un futuro prometedor con ella.

—Sabes que no creo en tu “Madre”… no insistas.

—La Madre sabe que necesitas una muestra de poder y la está gestando. Puedo conseguirte tu reino sin derramar sangre y consolando tu…


La puerta del salón se abre de par en par, con un estruendo brutal. Un caballero montado sobre un caballo metálico, que vuelve a colocarse sobre las cuatro patas. El caballero comienza a asimilar al caballo, mostrando su bella faz. Lord Razor ha llegado. Tras de sí ha dejado un rastro de destrucción, cuando aparecen los guardias de la puerta en tropel, apuntando con sus lanzas al archiduque.

Lady Mantis, se incorpora y, con un gesto de la mano hace que los guardias salgan del castillo. Mientras, la anciana se reincorpora y vuelve a colocarse a su lado.

—Soy Archiduque del Reino Oscuro de Adonis ¿Por qué razón se me ha prohibido el paso a este castillo?

—…No eres digno de entrar en él.

—Dijo la mujer que no habla directamente a la cara. Se un hombre, mírame cuando te hablo.

—…No soy ningún hombre ni tengo que demostrar nada a aquel idiota que mantiene una semilla plateada a su lado en lugar de permitirle florecer —dijo en clara alusión a Lady Razor.

—Entonces ¿es cierto? ¿Tenéis un romance?

—¡No! —Se sobresaltó Lady Razor que no sabía cómo actuar.

—…Lo dicho, un idiota. Lord Razor márchese de mi castillo. Lady Razor…mi propuesta sigue en pie. Nos reuniremos otro día.


Los archiduques Razor salen del castillo volviendo a la calesa plateada donde ya se encuentra montado Golem:

—¿Qué te ha propuesto?

—Dice que puede conseguirme el tercer reino sin derramar sangre.

—Está loca. Lord Kane no cedería ni un centímetro de su reino sin arrancarle la cabeza a su contrincante…No estarás pensando en que sea cierto.

—No lo sé. Sabes que soy de su agrado. Deberíamos aprovecharnos de ello.

—Bien, entonces acudirás a esa reunión —dijo bajando el escalón de la calesa y facilitándole que ascendiera. Una vez dentro, Miguel cerró la puerta y se dirigió a quien conducía la calesa, subiéndose a su lado.— Quédate y descubre por qué a Mantis no le interesa nuestro trato.

Un ser andrógino enfundado en ropa de motorista y con un casco con el dibujo de una calavera en él desciende e la conducción de aquella calesa mecánica, dejando el lugar al propio archiduque, que arranca marchándose de la puerta de aquel infesto lugar.

Al descender de la calesa, aquel ser se torna invisible:

—¿Unity? —se escucha por el intercomunicador del casco.

Parte 3: Negaciones

—Ya se han marchado. Continuemos —Decía Lady Mantis a su anciana acompañante, a la vez que volvía a tumbarse y tomar otro sorbo de aquella pipa.

Una pantalla desciende del techo de la sala y comienza una videoconferencia: —Cyferware —dice la mujer.

En la pantalla un adolescente con los ojos vendados y dos implantes cocleares le responde con voz autómata femenina:

Archiduquesa.


Una llamada a la puerta de la sala interrumpe el diálogo. Lady Mantis mira a su acompañante y vuelve a recostarse, mostrando en la pantalla principal la entrada de la habitación. Se trata del señor Stinton, Extinción. Lady Mantis hace un gesto positivo con la cara y la anciana abre la puerta con su bastón. Inmediatamente entra, extasiado, Extinción en la sala.

—Muy señora mía. Necesito esconderme.

—…¿Por qué vienes a mi castillo, en estas condiciones, a pedir tal cosa? Tienes a una Archiduquesa que debe velar por ti.

Lady Muerte no quiere escucharme, pero necesito ayuda, he sido objeto de traición. Se me está acusando de hechos falsos.

—…Pocos pueden acusar a un Guardián de la puerta —continúa la anciana, mientras Lady Mantis Oscura toma un sorbo de la pipa y continúa hablando a la columna.— así que sí se te acusa de algo deberías hablar con el alto tribunal, o la Archiduquesa del segundo Reino.

—…Lady Muerte ha pagado una deuda de sangre con el octavo reino, pero las cosas no han ido bien…como verá, acudir a los Razor no es una solución.

—…y tampoco lo es que me entremezcla en una deuda de sangre. Si quiere que lo esconda la única manera es esa —dice señalando a los juegos de las pantallas a su alrededor. —Mis esclavos están a salvo de fuerzas externas, son míos y yo decido sus vidas.

—Mi exclavitud en una trampa mortal o mi libertad como rebelde…—Alejandro se toma un segundo y tras varios gestos de rechazo comienza a caminar hacia la salida— No. Intentaré resolverlo por mi parte. Adios.


Al salir, Extinción cierra la puerta tras de sí y da un grito que se puede escuchar desde la sala insonorizada.

—¿Qué le habrá pasado a ese pobre demonio? Los Razor deberían ocuparse de él. Pero cambiando de tema: Cyferware, ¿cómo llevas la última atracción? Me temo que Carmageddon no ha conseguido los beneficios previstos.

Su última actualización permitirá el trabajo conjunto de los equipos, suponiendo en su última fase la traición de uno de ellos. Eso debería dar una nueva oportunidad de apuesta para descubrir quién será el traidor, además del ganador de la prueba.

—Bien. ‘Becca me ha dado una carta… —comenta mientras la mueve entre sus manos, colocándola al trasluz para ver su interior.— Me la ha dado con mucha prisa, así que me temo que podría ser algo importante ¿Sabes algo?

No, en absoluto mi señora.

—…Tendremos que abrirla.


Con un chasquido de dedos, un demonio entra en la sala. Se aleja unos metros y abre el sobre. Ante la nocividad de la carta, el demonio se la devuelve a su dueña y sale de la sala:

Lady Mantis Oscura comienza a leer la carta y sonríe de medio lado:

—Niña tonta. ¿Por qué te metes en estos berenjenales y no utilizas a tu marido de escudo? Bien, sí es lo que quieres: ¡Guardias! —gritó, e inmediatamente miles de demonios asexuados entraron en la sala— Buscad a Extinción, el Guardián de la Puerta del primer Reino, no debería andar demasiado lejos. Usad las pantallas de la ciudad y poned anuncios con su cara, una recompensa a aquel que lo encuentre y entregue vivo. Traedmelo. Veremos qué podemos hacer con él en la Arena. Igual se vuelve un nuevo Razor —ríe acompañada de Cyferware. —¡Ah! Ha venido el Golem. ¿Ha pasado algo con el último envío, Contador?


Una nueva pantalla descendía en mitad de la conversación, mostrando a una mujer de piel grisácea y de textura fibrosa, como de madera:

—No, señora. El contador sigue activo y ha sido enviado a través de los canales cotidianos.

—Entonces ¿Por qué querría ese maldito bicho tocarme las narices? Añade un poco más al siguiente pedido…intentaremos volver a ganarnos su confianza. Ponedme con Getaway, debemos seguir hablando sobre su papel… —la mujer pasaba por la puerta mientras seguía hablando con su anciana acompañante. Mientras tanto la sala se apagaba y las pantallas del techo volvían a su posición inicial. Una ondulación invisible atraviesa también la puerta, justo detrás de Lady Mantis Oscura.

Parte 4: Traición

Una especie de viento que se desplaza de una sala a otra. La ondulación comienza a desplazarse entre las salas, intentando localizar a aquella mujer de piel grisácea.

Sala tras sala, el espíritu demo-mutante atraviesa el castillo de arriba a abajo, y es en el sótano donde descubre una sala de donde surgen ruidos espantosos. Al entrar, se encuentra a un humano…o mutante, desnudo y atado, más bien crucificado en dos maderos. Sus manos están atravesadas de dos púas gigantes, hace mucho curadas alrededor de éstas. Y varios tubos transparentes terminados en aguja se encuentran clavados en el cuerpo del humanoide: La parte baja de la espalda, los oídos, varios en la boca, los ojos, los lagrimales, la nariz, el pene, las muñecas y un recipiente bajo él que parece recoger el sudor del ser.

—¡Oh, Adonis! —exclama el viento invisible.


De inmediato la puerta por la que había entrado se cierra en seco y las luces de la sala se encienden.

Unity, ¿no? —pregunta una voz desde lo alto de lo que resultaba ser un laboratorio.


Ahora podía ver de qué se trataba. Aquel humanoide, sus fluidos, estaban siendo recogidos y utilizados por Lady Mantis Oscura.

Veo que ya conoces a Contador. Es un amigo de la familia. Sé quien eres. Sé lo que haces. ¿Y sabes qué? Te han traicionado, querida. Quizás no pueda ni verte ni sentirte, pero eso no significa que tu no lo hagas —inmediatamente el suelo del laboratorio se electrificó, causando en la espía un grito casi mortal. Su disfraz, invisible hasta el momento cayó. —Bien, por fin nos “vemos”. Tu poder es asombroso, incluso sin poder concentrarte me es difícil verte, serías un objeto precioso de estudio, pero sabes que…

—¿Qué pasa Cyfer? —pregunta la mujer de piel grisácea— Lady Mantis ha pedido que la enviemos con el último pedido…el reino de Lodo sabrá tratarla.

—Uhm, pues se acabó nuestra diversión. Adiós. —el joven saca una pistola y le dispara en el casco a la mujer, cuya cabeza rebota un poco. No parece haber sufrido ningún daño hasta que, de repente, miles de pequeños zánganos de metal comienzan a rodear su cuerpo, creando una cárcel de acero alrededor de la joven, y miles de picaduras atraviesan el duro cuero de su traje, inyectándole un calmante.—¿Contador, la llevas tú?


En la calle Extinción se aleja del castillo utilizando los callejones que hay entre las avenidas principales que sirven como canales de desahogo de la ciudad. Acaba de ver su cara en los anuncios, el sudor verde, por su cabello tintado, le empieza a crear lo que parece una máscara ¿Qué pasará con él? En ese momento una multitud de demonios lo rodea. No parecen haberse dado cuenta de que es él hasta que choca con alguien brutalmente[2].

Parte 5: Última cena

Unos días más tarde, Extinción se encuentra encerrado en una celda bajo el Enigmatix, la atracción estrella de la temporada de los juegos de Lady Mantis Oscura. A su lado un humano de edad avanzada, ojos azulados y piel grisácea.

—Compañero, mis poderes no funcionan, así que no puedo sacarnos de aquí —dice Alejandro intentando calmarse tras una sonrisa forzada.


El humano, claramente pasa de él, pero Extinción está cada vez más nervioso. Está a punto de ser juzgado por cosas de las que es inocente ¿Qué puede hacer?

—Sabes amigo, yo soy inocente. No debería estar aquí.

—Como todos…

—Pero en mi caso es especial ¿Sabes quién soy?

—El señor Extinción, Guardián del primer reino…

Alex queda sorprendido porque lo hayan reconocido:

—¿Y no te preocupa que me haye en esta situación?

—En absoluto. Soy mucho mayor que tú, pequeño. He vivido la caída de los verdaderos infiernos. Lo vuestro es una falsa de demo-mutantes que solo quieren el poder. Tarde o temprano os íbais a clavar las dagas en la espalda.

—¿Quien eres?

—Yo no tengo nombre.

—¿Conociste a Asmodeus?

—Por supuesto. Él sí que daba miedo…

—Pues Asmodeus tiene parte de la culpa de que esté aquí.

—Entonces debería ser un honor morir, o tu un idiota por mezclarte en asuntos de seres superiores.


Alex guarda unos minutos de silencio antes de continuar hablando:

—Yo no quería…una amiga, una aliada fue quien me lo pidió.

—Pues sí era algo con Asmodeus, esa “amiga” no te querría tanto.

—Mi amiga le debía un favor muy grande y…los Razor se lo cobraron. Un secreto que podría hacer caer el Reino de Adonis.

—Estamos a la puerta de la muerte, amigo. Escúpelo de una vez.

—Mi amiga, Lady Muerte, me pidió que me ocupase de capturar a un preso de la Prisión de Hielo que había escapado.

—Pensé que eso era imposible: El octavo círculo es un gran hermano.

—Pues al parecer ocurrió. Pero mis funciones en el Limbo son muchas y variadas, y no tenía tiempo de ocuparme de ello, así que se lo encargué al Rey Vampiro.

—Entiendo, pasaste el problema a otro.

—Sí. No pensé que sería algo tan…


La puerta de la habitación en la que se encontraban los presos comenzó a crujir, rompiendo la historia de Extinción. Una figura atravesó el portal y se detuvo frente a Alejandro:

—No voy a entretenerme demasiado, Señor Extinción —dice mientras le deja una bandeja con un trozo de pan y algo de sopa, que termina en el suelo—. Al parecer fuiste lo suficientemente rápido como para pedir asilo a Lady Mantis Oscura, y ella siempre cumple sus promesas. Si aceptas formar parte de sus juegos, no serás libre, pero estarás tan vivo como puedas. Si rechazas la oferta te mandaremos junto a los Archiduques Razor quienes juzgarán tus actos. Tienes veinte minutos para decidirte —indica volviendo por sus pasos.

—Creo que te han jodido, amigo.

—No me digas…

Parte 6: Via Crucis

—¿Y qué pasó más tarde?

—Que me cortaron la cabeza.

—…Con el Rey Vampiro…

—Pues que la cagó, como todos en esta cadena de desdichas. Un tal Eon es el culpable de que esté aquí.

—Pues no esperes que sienta pena de un chaval que ha escapado de la Prisión de Hielo, amigo.

—Lo entiendo. Un humano como tu no puede entender lo difícil que resulta lidiar con los archiduques.

—Entiendo que un archiduque nos cortaría la cabeza a cualquier otro, ¿pero a un guardián?…algo más ha debido ocurrir.

—Sí. Que cuando me enteré de que el Castigador iba a ir a por el objetivo que no pude capturar entendí que yo era el cabeza de turco de los Razor. Sí yo terminaba muerto ellos quedarían exculpados por no haber localizado al mutante. Huí hasta este reino pensando que Lady Mantis podría ayudarme o, al menos, esconderme entre las sombras de la ciudad…

—Y has descubierto que si el Octavo reino es un Gran Hermano, el Cuarto es un reality, donde todo se ve, comenta y localiza. Sobretodo cuando tu cabeza vale millones de almas.

—Sí…espero que Lady Muerte venga en mi ayuda.

—Te lo repito. Esa mujer te ha utilizado…mejor no la esperes.


Alex se aleja de su compañero, y no puede evitar preguntarse ¿Estoy sólo?

Bastantes niveles por encima de aquella cárcel, tres figuras toman asiento en el balcón del Enigmatix. Una de cabellos geométricos, la segunda de hermosos brillos en el cabello y una última figura, casi desnuda y de alas murcielaguescas.

Parte 7: Gloria

Tras la reunión de Dryl y Lord Kane en el Limbo, Vafþrúðnir comienza su viaje en la búsqueda de la sobrina de [[Jaques Dupont (Tierra-66617)|Jaques], del Lobo Blanco.

Tenía el sello para entrar en Cheit Eitz HaDa'at, el barrio de los videntes del Reino de Viento. Inmigrantes tras la purga del Tercer Reino, pero ¿por quién iba a preguntar? Debía intentar localizar el nombre de aquella persona. Se sabía que cuando Jaques se unió a Adonis, era un anciano muy diferente del que actualmente conocían los humanos. Un mutante demonizado que sucumbió al lado oscuro de “sus poderes”. Pero su unión no fue tan fuerte como la del Observador y el Castigador, manos derecha e izquierda del dios de los demonios. Quedando al margen del poder ejecutivo y siendo mandado, casi exiliado al séptimo reino. Pero era bien sabido que acudir a ese reino suponía no salir de él. ¿Quién podría saber algo de aquella chica? Un nombre le vino a la mente: Vatra.

Una rápida visita Limbo a través, llevó al troll de hielo Vafþrúðnir a la puerta del infierno controlada por la obesa de Vatra.

Cientos de vehículos esperaban en la puerta de aquel bar de carretera que servía como entrada del Sexto Reino. Vatra, en la puerta, controlaba y analizaba a cada uno de los integrantes que presentaban uno de los documentos mágicos de acceso al reino…o simplemente la chantajeaban.

Vafþrúðnir agarró fuerte al pequeño demonio-mago que le servía de transporte intra-limbo y, tras algunos hechizos de teletransporte llegaba a la puerta de Vatra:

—Sabes que aquí odiamos a los de tu calaña —decía la mujer sentada en su trono de piedra—. ¿Qué hace alguien de tu calaña por aquí? Con este calor te vas a derretir. —Soltaba mientras hacía un gesto y los camiones de mercancías se detenían en las puertas y el troll de hielo se acercaba a ella.

—No vengo a pelear…

—Una lástima, siempre agradezco usar mis poderes —dijo a la vez que escupía una llamarada de fuego que impactaba en uno de los primeros camiones, saltando por los aires— ¡Ups! Da igual…

—Vatra, mi nombre es Vafþrúðnir, soy un enviado del Archiduque Kane —la cara de desprecio de Vatra fue evidente— y estoy bendecido por la Guardiana de la Puerta del Segundo Reino Dryl —entonces, la cara de la mujer cambió, intrigada por el poco tiempo que hacía que aquellos dos habían cruzado sus caminos con ella.

—¿Y a qué os envían?

—Necesito localizar a una vieja aliada suya…Su nombre me es desconocido, pero se dice que el Archiduque Lobo Blanco tiene una sobrina.


Vatra comenzó a reír escandalosamente.

—Me temo que tu información no es del todo correcta Vafpur…, Vafþrun…, comotellames. El viejo Dupont no tenía familia. Pero sí que acogió a una chica cuando se unió a Adonis. Una joven metamorfa…

—Quisiera saber el nombre de aquella chica.

—¿Y yo qué ganaré a cambio?


Vafþrúðnir no tenía nada que darle, sus señores no habían pensado en eso. Tendría que improvisar algo si no quería regresar al Archiduque Kane con las manos vacías.

—No tengo nada, Guardiana de la Puerta Vatra.

—Esa espadas que portas, no está forjada en este reino.

—Así es mi señora. Está forjada en el extinto fuego helado del Tercer Reino.

—La quiero.

—Es una espada única, señora. Con ella he vencido miles de batallas y degollado a millones de humanos…es…

—…Mía si quieres que te cuente algo.


Vafþrúðnir agarró la espada que portaba en su cintura con sus helados dedos, casi acariciando la empuñadura y el pomo.

—De acuerdo —dijo sacándola y tirándola frente a la mole humana.— Ahora habla.

—Su nombre era Sofía. Si la buscáis, sabed que va a ser muy difícil dar con ella. Cuando Dupont desapareció ella también lo hizo.

—¿Alguna descripción con la que me pueda guiar?

—Morena, de esta estatura…ojos marrones…con cara alegre.

—Creo que no me ha servido de mucho…

—Ahora déjame en paz. Decía haciendo un gesto a un diablo para que le acercase la hoja del suelo.

Vafþrúðnir hizo una reverencia y se alejó de aquel lugar con su diablo-teleportador. Sabía que la marca de su antebrazo desaparecería pronto, así que no tardó demasiado en intentar llegar a la puerta del segundo reino, gracias a una de las ventajas de la conquista Oscura. El Limbo funcionaba como un minimundo de bolsillo. Aunque estaba construido SOBRE la Tierra, según las armadas de Adonis, lideradas por Lady Muerte y sus caudillos, el Limbo se expandía. Sin embargo, para los que habitaban dentro de él era un mundo propio, que se expandía como si de una esfera se tratase. La magia del Señor Adonis y algunos portales mágicos permitía a los demonios que residían en este reino poder desplazarse por el globo con mayor celeridad que lo que ocurriría fuera de este. Asimismo, las fronteras no existían, de manera que pasar de lo que un día fue París a lo que era New York se podía hacer en apenas medio día en teleportador.

Al llegar al condado de Wicklow, Irlanda, Vafþrúðnir de detuvo ante aquella vagina gigante dentada. Tras enseñar su señal a un anciano vestido de turista norteamericano, Vafþrúðnir pudo acceder al Segundo Reino. Encontrar el barrio que Dryl le había dicho le costó cinco días. Los barrios eran puras ciudades, alejadas las unas de otras como si de un nuevo continente se tratase. Cuando por fin pudo entrar en Cheit Eitz HaDa'at, le tocó encontrar a alguien que pudiese hablarle de Sofía. Comenzó a vagabundear entre los bares y cantinas del barrio. En una ciudad de precognitivos, videntes y seres capaces de ver pasado y futuro, no debería tardar demasiado en dar con alguien capaz de comprar esta información.

—No se gire. Me han dicho que busca a una tal Sofía, ayudante de Dupont —dijo una voz masculina tras el respaldo de su silla de madera—. Si puede pagarme se de alguien que podría ayudarle.


Vafþrúðnir sacó unos dientes de oro que depositó sobre su mesa esperando a que aquella figura misteriosa dijese algo más.

—Siga el ave de fuego —dijo, levantándose y agarrando aquellos dientes. Vafþrúðnir pudo ver a un joven encapuchado de media altura que portaba una mochila.

Nada más salir por la puerta, un ave de fuego, casi como si de un tatuaje en la propia realidad se tratase, comenzó a flotar ante los ojos del estupefacto troll. Cuando el salió por la puerta tuvo que seguirlo, chocando con algunos séfiros e íncubos. Algo había cambiado en aquel mundo. De repente, como si de una tormenta se tratase el mundo se oscureció, y muchos edificios cambiaron. El troll no le dio gran importancia, pues era normal en ese reino las tormentas y ventiscas. Algunos kilómetros más tarde, el ave se detuvo en la puerta de una mujer joven, con los ojos cerrados, de cabello castaño y enredado y que vestida con harapos, pedía de rodillas en la puerta, que en realidad era una cortina raída de algún material que antaño vivió tiempos mejores.

—Mi nombre es Vafþrúðnir, soy un Troll de Hielo, y busco a Sofía. —La cara de aquella mujer era de puro pánico cuando fue a responder.

—Cassandra soy yo. —Tras identificarse, su rostro cambió. Una tranquilidad absoluta pudo verse en su rostro.

—…¿Y Sofía?

—…Sofía…Dudo que busques a Sofía, señor.

—¿Qué sabrás tú? —dijo antes de pegarle una patada en el costado—. Idiota..

—¡Oh! —dijo casi quejándose y con una sonrisa— Sí que lo sé. Igual que sé que debe conocer la leyenda de su hermana, Cristina.

—¿Su hermana?

—Así es. ¿Quiere que le cuente la historia de la ladrona del arma mata-demonios?

—Y por qué iba a interesarme…


De repente la mente del troll se iluminó. Quizás aquella mujer había visto el futuro del propio Troll. Quizás aquella historia le iba a permitir encontrar aquella arma maligna y sustituir su arma perdida. Quizás todo estaba siendo orquestado para quedarse en el puesto del desaparecido Guardian Carroll.

—Habla, mujer.

—Cristina, Cristina Malfatto. Era una italiana que vivió durante años en la vieja isla de Cantieri, en Chioggia, Italia, junto a su hermana gemela Sofía. Allí sufrieron la conquista del Señor Oscuro Adonis, y allí fueron encerradas en un campo de concentración, sin sus padres ni sus familiares. Tras varios años, Sofía fue seleccionada para ser enviada al Lodo y, durante su transporte, Cristina pudo interponerse y ambas hermanas intentaron huir. Sofía fue atacada por los guardias del Archiduque del Pantano y Cristina huyó de aquel lugar. Sabiendo de su difunta hermana, Cristina decidió aprovecharse de la única ventaja que podía tener que su hermana estuviese muerta, que su ser no existiría, y esa ventaja aprovechó tomando el nombre de su hermana, pasando a ser llamada como Sofía Malfatto.

—Eso explica que intentase dar con ella. ¿Pero cómo es que era sobrina de Dupont?

—Eso será un poco más difícil de explicar. Durante los primeros años de la conquista de Adonis, se intentaron recuperar ciertos dispositivos del viejo mundo y se contrataron a autónomos de los barrios bajos del Limbo para que diesen su vida a cambio de seguir siendo libres de cara a la legislación. Sofía fue una de ellas y aceptó diferentes trabajos de Dupont, quien le guardó un especial cariño a la chica. Cediéndole algunos beneficios. Pero hubo algo que ella nunca cedió, su humanidad. Comenzó a trabajar para la resistencia y hace ya muchos años aceptó un último encargo: Encontrar el Arma Mata-Demonios. Se decía que se encontraba en el Tercer Círculo, el Círculo de Mammon, así que se infiltró en el sin ser detectada. Se introdujo por las infinitas cavernas de lujosas piedras preciosas, cuyas ventiscas y heladas habían permitido crear figuras arquitectónicas que eran veladas por los millones de sabios que poblaban el lugar. Aquella ladronzuela consiguió infiltrarse en la cámara más profunda, y allí, ante sus ojos y casi sin vigilancia se encontró la legendaria arma.

—Uhm…

—Aquel arma era indescriptible y su poder lo fue aún más. Sin embargo la pobre Sofía era una ladrona, no una guerrera y cuando activó una de las trampas del lugar un infinito número de seres comenzaron a surgir de cada uno de los poros de las paredes de la sala. Babosas verdes eléctricas que rodeaban y absorbían todo lo que hubo alrededor. Cristina usó su poder e intentó transformarse en todos los materiales que conocía, pero su mutación no le sirvió de nada, así que, agarrando aquella arma, comenzó a moverla aleatoriamente causando una masacre que mantuvo durante días…hasta que finalmente cedió ante las infinitas fuerzas demoníacas que se habían acumulado en aquella caverna. Se dice que los millones de bajas que causó una pobre idiota con un arma podría haber sido una masacre si hubiese sido blandida por alguien más experto.

—Entonces las hermanas Malfatto están muertas. Bien, pues me acompañarás —dijo agarrándola del pelo y tirando de ella hasta colocarla en la espalda como si de un saco se tratase— junto al Archiduque Kane. Ten por seguro que esta información le será de gran utilidad…y me temo que tu persona también.

La mujer comenzó a patalear e intentar dar puñetazos, sin embargo sus ojos seguían cerrados, pero de un codazo del Troll la mujer terminó inconsciente.

Varios días más tarde la pareja, ahora más calmada, y encadenada, iba a salir por la frontera. La marca de Dryl ya parpadeaba y Vafþrúðnir sabía que sin ella no podría salir de aquel reino.

Al llegar a la puerta, el señor Tresvientos lo detuvo:

—Tengo la marca de Dryl, debo salir de aquí cuanto antes.

—¿Dryl? Archiduquesa Dryl querrá decir.

—¿Archiduquesa? —preguntó enseñando la marca que portaba.


Aquel demo-mutante se detuvo unos segundos, viendo que portaba a alguien encadenado. Creo que será mejor que la propia Archiduquesa hable contigo —dijo llamando a un demonio-transporte que lo acercase al castillo presidencial.

Un par de saltos más tarde, Vafþrúðnir y Cassandra estaban llamando a la puerta del castillo, que ahora se veía muy diferente de como lo vió Vafþrúðnir en el horizonte, al entrar en aquel reino:

—Algo ha pasado aquí…

—Yo no veré, pero tú eres ciego —contestó alegre Cassandra.


Un demonio abrió la puerta y Lady Dryl apareció detrás del demonio-mayordomo.

—¿Tu no eras el troll de Kane? Casi me había olvidado de ti. Pensé que no tendrías éxito en tu cuita.

—Pues como verá soy más de lo que aparento…

—La has encontrado ¿no es así? Bien…Dryl chasqueó los dedos y una llamarada azul rodeó al Troll de hielo que tras varios minutos de agonía terminó sucumbiendo a las llamas mágicas de aquella súcubo.

—Mi nombre es Dryl, señora. ¿Cómo te llamas?

—Cassandra.

—Oh, veo tu alma, Cassandra. Sé que ese no es tu nombre…

—Desde que me cambiaron dejé de usar mi viejo nombre…pero si insiste, en el pasado me hacía llamar Sofía, Sofía Malfatto.

—Sofía, a partir de hoy vamos a ser grandes amigas.

Parte 8: Resurrección

Enigmatix, una arena del tamaño de cinco estadios de fútbol, repleto de demonios gritones. En el palco Lady Razor, Dryl y Lady Mantis Oscura observan el espectáculo que está a punto de comenzar:

—Tal y como os dije, la Madre vela por nosotras, hermanas.

—Llamas actuación de la Madre a una serie de coincidencias…—replicaba Dryl—. Pero no me voy a quejar.

—No me has dicho qué ha pasado al final con Extinción.

—Me gusta que mis jugadores piensen que pueden escapar de su destino. Dentro de unos minutos aparecerá por esa puerta frente a su rival y tendrás la exculpación necesaria de cara al Castigador.

—¿Y como sabes que morirá?

—Gracias a nuestra amiga Dryl. Su aportación a la sororidad ha sido muy constructiva. Encontramos a su rival en una cantina cercana trapicheando con Contador. Contra él es virtualmente imposible que no muera.

—Y dirás que eso también ha sido obra de la madre…

—Pensad lo que queráis, compañeras. La Madre propició que Cannibal acudiese a mi puerta; que Dreamer abandonase su puesto, colocando a Dryl en su lugar; que Unity me espiase y que encontrases a Cassandra


El diálogo se interrumpe cuando una trompeta gigante anuncia el siguiente combate. Un mutante, vestido de manera estridente surge de una columna del suelo elevándose entre la multitud:

Riskfire frente a ustedes demonios y mutantes. Esta noche arrancamos con un espectáculo dedicado a nuestras amadas Archiduquesas, presentando por primera vez en público y retransmitido a todos los globos: la Archiduquesa Dryl del Segundo Círculo.


Ante los aplausos, Dryl se levanta y saluda, mostrando su traje de seda y encajes, con un corte sensual y mostrando más escote del que el decoro establecería.

Riskfire continúa hablando presentando a los combatientes mientras las archiduquesas siguen a lo suyo:

—¿Y ahora qué?

—La Madre me ha hablado. Debemos fundar este mundo de nuevo, bajo el yugo de la mujer. Debemos formar una Sororidad, destronar a los hombres de los puestos de importancia de este mundo…

—¿A todos?

—Solo podré responder a esa pregunta cuando las tres estemos de acuerdo en formarla. Hemos visto lo que La Madre puede hacer. Como es que ella no nos abandona…Pues nosotros tampoco deberíamos abandonarla.

—¿Destituir a Adonis por La Madre?

—A un falso dios por una auténtica.

—Estoy dentro —responde Dryl levantando su copa.

—Y yo —dice Lady Razor.

—Entonces disfrutemos del espectáculo.

—Con todos ustedes: Sir Extinción contra Fantasma Gris. ¡Que empiece el combate!


Detrás las tres mujeres aparecen dos figuras más.

—Unity, Getaway, sentaos. Tenemos mucho de lo que hablar.

OTROS

Notas

  • El título de Semana Santa surge de la época en que se escribe esta trama, así como de las dificultades que tuvo su autor al encontrarse en una época festiva y cumplirse el plazo de entrega de la trama.
  • Durante esta trama se consultó a Amazing Nightcrawler para intentar dar solución al dilema de Sofía. Y esta trama servirá como futura solución canon del conflicto.

Anotaciones

  1. ^ Imagen
  2. ^ Leed El Fin Capítulo 3 para más información